La infiltración en ortopedia y traumatología consiste en inyectar medicamentos, sustancias o compuestos terapéuticos directamente en una articulación, tendón, músculo o área lesionada. Con este procedimiento, se busca controlar el dolor, disminuir la inflamación y promover la recuperación de la zona afectada.
Alivio del dolor: Ayuda a reducir molestias agudas o crónicas asociadas a lesiones o enfermedades degenerativas (como la osteoartritis).
Control de la inflamación: Inyectar fármacos antiinflamatorios (esteroides o similares) atenúa la respuesta inflamatoria local.
Optimización del proceso de recuperación: Al llevar el medicamento justo al sitio afectado, se favorece la efectividad del tratamiento.
Aunque la sustancia a infiltrar dependerá del criterio médico, el tipo de lesión y las características del paciente, existen algunas opciones comunes:
Beneficios: Disminuye la inflamación y el dolor de forma rápida.
Indicaciones: Especialmente útil en casos de tendinitis, bursitis, artritis reumatoide u osteoartritis avanzada.
Precauciones: No se recomienda abusar de los esteroides, ya que podrían generar efectos secundarios sistémicos o dañar el tejido a largo plazo.
Beneficios: Lubrica la articulación y mejora la absorción de impacto.
Indicaciones: Frecuente en el tratamiento de artrosis de rodilla y cadera, pues ayuda a disminuir la fricción entre los cartílagos.
Resultados: Puede retrasar la necesidad de procedimientos más invasivos (como cirugías de reemplazo articular) y proporcionar alivio sostenido.
Beneficios: Estimula la regeneración de tejidos y acelera la recuperación de tendones y ligamentos.
Proceso: Se obtiene la sangre del propio paciente, se centrifuga para concentrar las plaquetas y se inyecta en la zona lesionada.
Aplicaciones: Lesiones deportivas, tendinopatías crónicas y recuperación tras cirugía.
Uso: En casos agudos de dolor intenso, se administran anestésicos locales para mejorar la calidad de vida inmediata del paciente.
Objetivo: Permitir al paciente reincorporarse a sus actividades o terapias de rehabilitación con menores molestias.
Se emplean agujas finas y, en muchos casos, anestesia local. El dolor suele ser mínimo y la incomodidad pasajera.
Dependerá del tipo de medicamento y la condición a tratar. En el caso de corticosteroides, suele limitarse a 3 o 4 veces al año en una misma articulación.
Esto varía según la sustancia. Los corticosteroides pueden aliviar en unos días, mientras que el ácido hialurónico o PRP pueden requerir algunas semanas para mostrar mejorías significativas.
Por lo general, se recomienda reposo relativo de 24 a 48 horas para permitir que el medicamento actúe. Siempre sigue las indicaciones del especialista.
Es necesario acudir a revisión médica. Podría tratarse de una lesión más compleja que requiera otro tipo de tratamientos o estudios adicionales.