Los meniscos son estructuras clave dentro de la rodilla, pero muchas personas no saben que existen... hasta que duelen. Un problema en los meniscos puede aparecer de forma repentina, por una torcedura, o irse desarrollando con el tiempo por desgaste. Si sientes dolor al agacharte, al girar la rodilla o al hacer ejercicio, es momento de conocer más sobre este tipo de lesión.
En cada rodilla tenemos dos meniscos: uno interno (medial) y otro externo (lateral). Son como almohadillas de cartílago que se encuentran entre el fémur y la tibia, y tienen la función de amortiguar el impacto y estabilizar la articulación.
Cuando se dañan, ya sea por un giro brusco o por desgaste natural, pueden causar dolor, bloqueo de la rodilla y dificultad para caminar.
Los problemas de meniscos pueden darse por:
Movimientos bruscos o giros con el pie fijo, muy comunes en deportes como fútbol o básquetbol.
Levantamiento de peso en mala postura, lo que genera presión excesiva en la articulación.
Desgaste progresivo por la edad (degeneración meniscal).
Lesiones combinadas, como aquellas que involucran también ligamentos.
Los deportistas y personas mayores son los más propensos, pero le puede pasar a cualquiera.
Los síntomas pueden variar según el tipo de lesión (leve, moderada o grave), pero los más frecuentes son:
Dolor en la parte interna o externa de la rodilla
Sensación de “trueno” o crujido al lesionarte
Dificultad para agacharse o girar la pierna
Sensación de bloqueo, como si la rodilla “se atorara”
Inflamación o rigidez después de actividad física
Inestabilidad al caminar
Es importante no confundirlo con un simple esguince, ya que el menisco no se regenera solo si está roto.
El tratamiento depende del tipo y grado de la lesión, pero las opciones comunes son:
Reposo y hielo: en lesiones leves
Medicamentos antiinflamatorios
Terapia física: para recuperar movilidad y fortalecer la musculatura
Cirugía artroscópica: en casos donde el menisco está roto y provoca bloqueo o dolor persistente
La artroscopia es un procedimiento mínimamente invasivo, y con rehabilitación adecuada, permite volver a la actividad normal en poco tiempo.
Debes consultar con un traumatólogo si:
Sientes dolor constante en la rodilla al moverte
Tienes bloqueo o “tope” al doblar la pierna
No puedes realizar actividades básicas sin molestias
El dolor aparece después de actividades ligeras
Has tenido lesiones previas en la rodilla
Un diagnóstico temprano hace toda la diferencia para evitar complicaciones a largo plazo.