Las lesiones de ligamentos son muy comunes, sobre todo en personas que practican deportes o realizan actividades físicas intensas. Sin embargo, también pueden ocurrir durante un mal paso, una caída o simplemente al hacer un mal movimiento. Si sentiste un “tronido” en una articulación, hinchazón repentina y dolor al moverla, es posible que hayas sufrido una lesión ligamentaria.
Los ligamentos son estructuras de tejido fibroso que conectan un hueso con otro y ayudan a mantener estables las articulaciones. Cuando un ligamento se estira más allá de su capacidad o se desgarra, se produce una lesión. Esto puede ocurrir en distintas partes del cuerpo, aunque las más frecuentes son en:
Rodilla (como el LCA – ligamento cruzado anterior)
Tobillo
Muñeca
Hombro
Las lesiones pueden ir desde un simple esguince hasta un desgarre completo.
Los síntomas pueden variar según la gravedad, pero algunos signos comunes incluyen:
Dolor agudo en el momento del accidente
Sensación de “trueno” o “chasquido” al lesionarte
Inflamación rápida en la zona
Inestabilidad o sensación de que la articulación se “zafa”
Dificultad para mover o apoyar la extremidad afectada
Hematomas o moretones alrededor del área
En casos graves, el dolor puede ser tan intenso que impide caminar o mover la articulación.
Aunque pueden pasar en cualquier momento, las causas más comunes de lesiones ligamentarias son:
Movimientos bruscos o giros repentinos
Caídas mal amortiguadas
Golpes directos en una articulación
Sobrecarga durante el ejercicio
Calzado inadecuado o terreno irregular
También pueden ocurrir por falta de calentamiento o fatiga muscular, especialmente en personas activas.
Un especialista en ortopedia o traumatología puede hacer una revisión física y solicitar estudios como una resonancia magnética para confirmar el tipo y grado de la lesión.
El tratamiento depende de la gravedad:
Esguince leve: reposo, compresas frías, vendaje, elevación y analgésicos.
Lesión moderada a grave: puede requerir inmovilización, fisioterapia o incluso cirugía si el ligamento está completamente roto.
Rehabilitación: clave para recuperar la fuerza, movilidad y evitar nuevas lesiones.
No es recomendable automedicarse o “aguantarse el dolor”, ya que una lesión mal tratada puede generar problemas crónicos o inestabilidad en la articulación.
Debes consultar a un médico si:
El dolor es intenso o persistente
Hay mucha inflamación o no puedes mover la articulación
Sientes que la zona está inestable
Has tenido lesiones anteriores en la misma área
Actuar a tiempo es clave para una buena recuperación.