El dolor de espalda crónico es una de las principales razones por las que muchas personas visitan al médico. Si llevas semanas o incluso meses con molestias en la espalda baja o alta, y el dolor ya forma parte de tu rutina diaria, es momento de prestarle atención. Este tipo de dolor no solo afecta tu bienestar físico, también impacta tu estado de ánimo, tu descanso y tu productividad.
Se considera crónico cuando el dolor dura más de 12 semanas de forma continua, incluso después de haber tratado la causa inicial (como una lesión o contractura). A diferencia del dolor agudo, que aparece de forma repentina y suele resolverse con reposo o medicamentos, el dolor crónico puede persistir y agravarse con el tiempo si no se atiende.
Existen muchas razones por las que el dolor de espalda se vuelve constante. Algunas de las más frecuentes incluyen:
Hernias de disco: Ocurren cuando uno de los discos entre las vértebras se desplaza y presiona un nervio.
Degeneración de discos o articulaciones: Con la edad, las estructuras de la columna se van desgastando, causando dolor e inflamación.
Mala postura: Pasar muchas horas sentado o encorvado puede causar tensiones musculares crónicas.
Escoliosis o deformidades en la columna: Una curvatura anormal de la columna puede provocar dolor a largo plazo.
Lesiones mal tratadas: Golpes, caídas o esguinces que no se atendieron adecuadamente pueden dejar secuelas.
Estrés y tensión muscular: El estrés constante puede generar contracturas que afectan la espalda día con día.
Además del dolor en sí, muchas personas experimentan:
Rigidez al despertar o después de estar mucho tiempo sentadas
Dificultad para agacharse, levantar objetos o girar el torso
Dolor que se extiende a glúteos o piernas
Sensación de ardor, hormigueo o debilidad muscular
Problemas para dormir o descansar bien
Aunque el dolor leve puede mejorar con reposo, hay señales de alerta que indican que necesitas valoración médica:
El dolor no mejora después de varias semanas
Interfiere con tus actividades diarias o laborales
Va en aumento o aparece de forma intensa sin causa aparente
Se acompaña de pérdida de fuerza en piernas o entumecimiento
Has tenido antecedentes de lesiones, cirugía o escoliosis
Un médico especialista en columna o un traumatólogo puede diagnosticar la causa exacta con estudios como radiografías, resonancia magnética o tomografía. El tratamiento puede incluir terapia física, medicamentos, ejercicios de fortalecimiento, bloqueos, e incluso cirugía en casos más avanzados.
No normalices vivir con dolor. Entre más pronto recibas atención, más fácil será recuperar tu bienestar y volver a tus actividades sin molestias.